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Las Marismas en España: Ecosistemas Únicos entre Tierra y Mar

junio 23, 2025

En el triángulo geográfico entre tierra y agua, donde los mapas dicen que se acaban los caminos pero la naturaleza insiste en seguir, se encuentran las marismas. En España, estas áreas no solo son refugios para una variada vida silvestre, también son testigos de la interacción constante entre el agua dulce y la salada, el humedal que respira con las mareas.

Las marismas ibéricas se extienden a lo largo de las costas atlántica y mediterránea, desde las famosas marismas del Guadalquivir en Andalucía hasta las de Santoña en Cantabria. Estos ecosistemas actúan como bufones de la naturaleza, cambiando de aspecto con las mareas, mostrando su carácter salado un instante y ocultándolo bajo un manto de limo al siguiente. Por algo mucho se dice que son el «chiste» de la geografía: nunca sabes exactamente quién está en casa, si el pez o el ave.

Además de su valor ecológico, las marismas en España son un hervidero de biodiversidad. Atraen a una multitud de especies, desde flamencos en la Bahía de Cádiz que se pavonean cual estrellas en un desfile de moda ornitológico, hasta las pequeñas gambas que prefieren mantenerse en el anonimato bajo el agua. Sin embargo, entre esta rica vida marismeña, se esconde un sutil latido que sostiene cada una de sus formas de vida: el equilibrio. Un chiste del destino, quizás, pero una realidad ineludible.

Culturalmente, las marismas han sido veneradas, explotadas y finalmente protegidas. Desde la pesca tradicional y la salicultura, hasta convertirse en parques nacionales, como es el caso del Parque Nacional de Doñana, estos humedales han visto pasar generaciones humanas, todas maravilladas y atadas a su enigmática capacidad de transformación.

A la luz de la conservación, el futuro de las marismas depende de la comprensión y respeto que mostremos hacia estos pulmos húmedos del planeta. Como enormes esponjas naturales, las marismas protegen las costas de la erosión y ayudan a mantener la calidad del agua. En tiempos de cambio climático, nos recuerdan la importancia de la coexistencia con el medio ambiente, tal como lo haría un viejo humorista, siempre recordando que un poco de sal —y de sabiduría— nunca hizo daño a nadie.

Por último, no olvidemos que en las marismas, por muy serias que parezcan en las fotos de los libros de geografía, hay un rincón oculto para el humor. Un lugar donde el cangrejo hace guiños a los humanos al caminar hacia los lados, como diciendo «¡eh, nadie te dijo que la vida recta es aburrida!»