
En el corazón de las Islas Canarias y en determinados lugares selectos del planeta, se extiende un tipo de bosque tan peculiar como encantador: la laurisilva. Este término, que suena más a un hechizo salido de una novela de fantasía, es en realidad un vestigio botánico que nos conecta con un pasado lejano y exuberante.
La laurisilva es un tipo de bosque húmedo subtropical, característico por su densa vegetación compuesta principalmente por especies de plantas con hojas pequeñas y duras, parecidas a las del laurel común, de ahí su nombre. Este ecosistema se desarrolló hace millones de años, durante el período Terciario, cuando el clima del Mediterráneo era más húmedo. Sin embargo, a lo largo de los siglos, a medida que el clima fue cambiando y se volvió más seco, la laurisilva se extinguió en casi toda Europa continental.
La magia de la existencia de la laurisilva en lugares como las Islas Canarias radica en su geografía y clima únicos. Las Canarias actúan como un gigantesco invernadero natural debido a los vientos alisios y las corrientes oceánicas, que crean un microclima ideal para que estas especies ancestrales prosperen. No es de extrañar que la laurisilva haya quedado atrapada aquí y en colecciones dispersas en Madeira, Azores y porciones de la península de Macaronesia, jugándosela como el mejor escondite contra la extinción masiva.
Una de estas joyas botánicas es el Parque Nacional de Garajonay, en La Gomera. Con una vegetación que parece sacada de una película de fantasía, este lugar es tan fascinante como confuso para muchos turistas que esperan encontrar un desierto en Canarias. Imaginemos la sorpresa de encontrar un bosque húmedo donde se escuchan los susurros de los árboles a la sombra del sol canario. Y sí, es real, el bosque que crece gracias a la niebla y cuyo único riego es ese beso sutil de humedad que se produce cada mañana.
Por supuesto, no podemos dejar de lado el humor. Si la laurisilva fuera una persona, probablemente rechazaría el protector solar con una carcajada, mientras disfruta de su «Jardín en la Niebla» exclusivo para ella. Recuerda siempre empacar un impermeable si decides visitarla, aunque Canarias prometa sol todo el año.
Los esfuerzos de conservación son cruciales, ya que estos bosques únicos no solo son un refugio vital para muchas especies endémicas, sino que también capturan carbono y ayudan a regular los microclimas. La laurisilva es un claro recordatorio de cómo la naturaleza encuentra formas ingeniosas de sobrevivir.
Así que la próxima vez que pienses en Canarias, recuerda, no solo estamos hablando de playas y sol interminable, sino que también estás a un soplido de la niebla de un bosque mágico que hace millones de años, caminó de la mano de los dinosaurios… O al menos, eso quisiéramos pensar.