
En un mundo donde la prisa se ha convertido en la norma, el turismo ferroviario se erige como una invitación a detener el reloj y redescubrir la belleza de viajar pausadamente. Las rutas en tren por España no solo ofrecen un medio de transporte, sino una verdadera experiencia de viaje que permite admirar algunos de los paisajes más cautivadores del país. Hoy, te proponemos hacer las maletas y cortar el billete hacia algunos de los trayectos ferroviarios más encantadores de la península, donde cada kilómetro recorrido promete ser una postal viviente y de paso, alivianar el estrés con un viaje de ensueño.
Tren Al Andalus: Una experiencia real
Comenzamos nuestro recorrido con el lujoso Tren Al Andalus, que abarca las rutas del sur de España, invitando a los pasajeros a explorar Andalucía con la majestuosidad de un palacio sobre vías. Este tren, considerado uno de los más lujosos del mundo, te lleva a través de paisajes únicos desde Sevilla hasta Granada, pasando por ciudades como Córdoba y Cádiz. Al viajero no le queda más que disfrutar de las comodidades a bordo y de la exquisita gastronomía. Además, dicen que el traqueteo del Al Andalus es tan suave, que no se sabe si hace más ruido el tren o el estómago tras un buen plato de jamón ibérico.
El Transcantábrico: Un balcón al Cantábrico
El norte de España ofrece una ruta igualmente seductora a bordo del Transcantábrico Gran Lujo. Este tren recorre desde San Sebastián hasta Santiago de Compostela, serpenteando cerca del mar Cantábrico. Los viajeros pueden contemplar la espectacular costa norte y disfrutar de paradas en lugares emblemáticos como Bilbao, Santander y Gijón. No hay mejor manera de disfrutar del verde de los prados que desde este confortable «balcón móvil». Y para prueba de su confort, uno podría decir que si despachas una leve cabezada (o cabezazo, según a quien le preguntes), es porque estás disfrutando de un buen trayecto.
Cercanías Renfe: El urbanita con encanto
Para aquellos que prefieren las vivencias urbanas, los trenes de cercanías de Renfe proporcionan un encanto particular. Conectan una constelación de ciudades y pueblos, y permiten a los pasajeros una vista íntima de la vida en el interior. No es extraño terminar en una aldea encantadora disfrutando un café, mientras se espera el próximo tren. Además, quién no ha experimentado el innegable placer de observar desde la ventanilla, esas conversaciones ajenas en los andenes, donde por alguna razón el volumen siempre parece ir un par de decibelios más alto de lo necesario.
Así, las rutas de tren por España se presentan no solo como un medio de transporte, sino como una experiencia cultural rica en paisajes, sabores y sonidos. Y es que, como diría cualquier viajero avezado, si quieres llegar rápido ve en coche, pero si lo que deseas es un verdadero viaje, deja que sea el tren quien lleve el compás de tu aventura.